La muestra hace alusión en su gran mayoría a la Brugmansia o floripondio esa flor alucinógena que se encuentra en las zonas tropicales y subtropicales, utilizada por los chamanes en el mundo precolombino por sus poderes adivinatorios y que es capaz de adormecernos hasta la muerte. Según la artista las flores son las verdaderas anarquistas de lo cotidiano ya que irrumpen en el paisaje como un relámpago que desordena y ordena todo con su imponente belleza y caducidad.

“Las flores son y han sido desde el inicio de los tiempos joyas de la naturaleza. Son hembras, machos, hermafroditas, algunas pueden alterar nuestra conciencia y muchas crecen donde sea. A orillas de un lago, una acequia, en un jardín, sobre ruinas o desechos. Son aproximaciones a la verdad. Nacen y mueren en un periodo corto y nos recuerdan que todo es pasajero, como ellas mismas”.

La muestra consta de un cuerpo de obras en distintas materialidades que van desde el modelado en porcelana, el dibujo en grafito y el tejido y su posterior vitrificación en porcelana. Algunas de las obras se presentaron el año pasado en la Bienal Internacional de la Mujer en Trieste Italia y en el Museo de Artes Decorativas de Santiago de Chile.