Exposición Colectiva – Cogollo de Toronjil

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«Cogollo de Toronjil»
Exposición colectiva de los artistas, Jaime Alvarado, Fabiola Burgos, José Cori, Alejandro Leonhardt, Paulina Mellado, Carolina Muñoz y Oscar Pérez.
6 de Agosto al 30 de septiembre de 2016

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Cogollo de toronjil,
cuando me aumenten las penas,
las flores de mi jardín
han de ser mis enfermeras.

Violeta Parra, “La Jardinera”

 

Tal como crece un cogollo de toronjil, que brota con la simplicidad y la perfección de algo que no necesita explicaciones, las obras que se reúnen en esta exposición surgen con naturalidad y decisión desde la intuición de sus autores. Ellos, artistas jóvenes formados en distintas escuelas de arte, asumen el desafío de la creación no desde un discurso prefabricado ni desde la necesidad de ilustrar una teoría, sino desde el encuentro sensible, agudo y consciente con el entorno y con las situaciones visuales, emocionales y simbólicas que este propone. Situados firmemente en sus disciplinas, construyen, desde la escultura, el dibujo, la pintura y el video, trabajos aparentemente simples en su ejecución pero complejos en su entramado de relaciones. Trabajos sugerentes, a veces enigmáticos, que no reafirman lo ya conocido sino que abren espacios inesperados y reveladores.

Todos ellos abrazan en su trabajo la resistencia del mundo material: sea desde los objetos encontrados y su inagotable multiplicidad de estímulos, en el caso de Fabiola Burgos, José Cori y Alejandro Leonhardt; desde la pintura en su cualidad de materia, procedimiento y objeto, en el caso de Jaime Alvarado, desde la imagen en movimiento que captura un pequeño pero enorme acontecimiento en la obra de Paulina Mellado; o desde el dibujo construido aditivamente a partir de la insistencia de la marca del plumón sobre el papel, en los trabajos de Oscar Pérez. Carolina Muñoz, por su parte, se abre a la dimensión inmaterial de lo recordado, lo soñado o lo imaginado, encarnado en la imagen dibujada o modelada con materiales artesanales.

Ajenos a populismos y demagogias, su búsqueda es genuina, personal y abierta de una manera que escasea en estos tiempos, y por lo mismo resulta necesaria y ejemplar. Sus obras no necesitan “entenderse”, sino que se experimentan: con los sentidos, las emociones y el pensamiento, superando dualismos reduccionistas para recordarnos aquella capacidad integradora y sanadora del arte, la misma que tiene ese cogollo de toronjil al que canta Violeta Parra.

Magdalena Atria, curadora