«La mano y el agave», es la primera exposición individual de la artista visual Alejandra Prieto en Galería Madre. En ella se muestran cuatro esculturas sobre pedestales realizadas con diferentes materiales: carbón, mármol, litio, potasio, resina y cemento. Tres de las esculturas representan fragmentos de un agave y la cuarta, de un cuerpo humano.
Existe ambigüedad en la forma de un agave. La planta contiene la suavidad de su superficie y la potencial agresión de sus bordes espinados. No es claramente una forma ornamental como las flores o los árboles, y no crece con la recurrencia ni la espontaneidad de la maleza. Más bien, es una vegetación lateral y residual, que se posiciona en un espacio de indefinición.
En este espacio de indeterminación, se encuentra también un cuerpo humano representado con los mismos materiales que construyen las esculturas de agaves. Un cuerpo andrógino con una pierna y mano modeladas en carbón mineral y mármol, se ensamblan con un torso y cabeza hechas con moldes de carbonato de litio y potasio. Este cruce de modos de producción escultóricos, se potencia con el uso del carbón y el litio, materiales claves en el desarrollo económico del pasado y presente de nuestro país. Es así, como a través de diversos materiales y modos de manufactura, logra conformarse este cuerpo humano, cuya posición se encuentra entre el relajo y el agotamiento, como residuo del gasto energético de los sistemas de producción.
El encuentro entre materiales y maneras de trabajarlos por otro lado, interrumpen las formas suaves y continuas que surgen del pulido de las esculturas, las cuales a su vez, acentúan la percepción modular del cuerpo humano y el acto de podar las plantas. De esa manera La mano y el agave se arma entre fragmentos de maniquíes y prótesis de vegetales y humanos, dando cuenta de diversos modos de producción históricos, sin dejar de posicionar a cada uno de ellos en un mismo nivel de jerarquía.