La exposición “Ampliación del campo de batalla” del artista Benjamín Edwards, incluye una serie de óleos sobre tela de mediano y pequeño formato, trabajos recientes realizados en Alemania durante su pasantía en Kunstakademie, Münster.
Soldaditos de plomo articulados de la primera guerra mundial, insumergibles battleships en el dique seco de su realidad ignorada, ramas quebradas desperdigadas en la arena u olvidadas en un rincón cualquiera, todos seres inertes concurriendo a su batalla en sordina por su droit de cité (derecho a “estar”, derecho a su existencia), la pintura de Benjamín Edwards es ontológica, interrroga sobre el “ser” de las cosas.
«De pronto un tejado, un reflejo de sol en una piedra, el olor del camino, hacíanme pararme por el placer particular que me causaban, y además porque me parecía que ocultaban por detrás de lo visible una cosa que invitaban a ir a a coger, pero que, a pesar de mis esfuerzos, no lograba descubrir… algo misterioso se encerraba en ellos… se referían a un objeto particular sin valor intelectual y sin relación con ninguna verdad abstracta,” escribe Marcel Proust en su grandiosa novela «En busca del tiempo perdido.» Se refiere Proust aquí a ese “ser” de las cosas a esa unidad de sustancia y forma que encontramos en todo lo que existe. Esos objetos en la pintura de Benjamín Edwards luchan por su existencia precaria, dan su batalla en un espacio, finito, e infinito a la vez, en la medida que la soledad es infinita.
Gonzalo Contreras