Pablo Rivera en XS
Domingo 19 de octubre de 2014
Waldemar Sommer
La vibración real, provocada artificialmente, constituye el protagonista, el motor de las instalaciones de Pablo Rivera, en Galería XS. Ella domina, en efecto, la sala tanto mediante una banal danzarina en miniatura que, azarosa, baila sobre el plano de un vibrador de laboratorio —acá, las proporciones engrandecen cuantitativamente al personaje—, como a través de la mucho más compleja y bonita saturación de transparentes vasijas de vidrio —desde floreros decorativos hasta frascos utilitarios—. Dentro de los tres niveles de una repisa de metal negro, este segundo trabajo es puesto en estado crítico con el agua que contiene cada uno de los objetos mencionados. De esa manera, el líquido bulle con ordenado ritmo, gracias a la delgada tubería con aire introducida dentro de ellos. Nos parece que, aún sin el líquido, el conjunto luce atractivo.
Completa las dos obras anteriores un grupo de cuatro piezas en genuina y gastada madera de batea. Sobre sus superficies respectivas están grabadas con láser cuatro palabras, como balbuceos en inglés. Probablemente, en este último aporte resida el punto de partida o el resumen conceptual de una experiencia personal vivida por el artista, que dio origen a la actual exposición.